¿Un proceso que convierte basura en diamantes? Seguramente ya te visualizaste convirtiendo tus desechos en lujosos diamantes que podrás intercambiar por una mansión con piscina y un automóvil digno de la élite millonaria, pero es aquí donde es mejor explicar el contexto completo.
Los diamantes que se venden en las joyerías y otros objetos de gran valor son aquellos formados geológicamente, es decir, la madre naturaleza las creó y son tan raras de encontrar que realmente esto es lo que realmente les da su gran valor.
Pero en la actualidad encontramos diamantes sintéticos que son utilizados en el sector tecnológico, mejor conocidos como diamantes CVD, al referirse a la tecnología que se utiliza para producirlas a alta presión y temperaturas y dan como resultado unos cristales tan pequeños como el grosor de un cabello o de una célula, midiéndose en nanómetros.
Estos diamantes sintéticos han existido desde 1797 en los constantes intentos por obtener un diamante tipo geológico pero de forma manual y mucho más barato, pero no fue hasta 1893 que el Premio Novel, Henri Moissan, logró obtener una técnica que consistía en calentar hierro a 3.500°C, toda una locura.
Para esto, Moissan tuvo que inventarse su propio horno de arco eléctrico para poder perfeccionar esta técnica, que luego de calentar el hierro lo somete a un enfriado rápido sumergiéndolo en agua, provocando que el hierro se contraiga repentinamente con el frío causando una gran presión y ¡vualá!, el grafito se ha convertido en diamante.
Desde entonces toda una caravana de personajes empezaron a crear sus propias técnicas para crear diamantes, donde destaca el proyecto de General Electric en 1941, que fue puesto en pausa debido a la Segunda Guerra Mundial, pero luego continuó hasta 1951 creando su primer diamante de alta presión que requería 1.500 °C menos que la versión de Moissan.
Su uso actual para microprocesadores lo hace tan valioso al diamante sintético como si fuese uno geológico.
Los diamantes significaron un parte aguas en la evolución de la tecnología al grado de considerarse uno de los elementos más demandados por la industria tecnológica, y en una era de moderna basada prácticamente en los dispositivos tecnológicos, es natural pensar que la demanda seguirá aumentando, así que más vale hacerse de más métodos para satisfacer la demanda.
Pero entonces, ¿en dónde encontramos estos preciados diamantes? Prácticamente en todo lo que tiene futuro:
- Semiconductores: Los diamantes tienen una conductividad térmica impresionante, al igual que tienen cierta resistencia a la conducción eléctrica, esto los convierte en un elemento perfecto para los circuitos eléctricos, viniendo a sustituir el silicio que está a punto de desaparecer en el sector de los microprocesadores.
- Inversores solares: Este es un proyecto muy codiciado por General Electric, donde requiere de un arreglo de diamantes y silicio (carburo de silicio) para crear microchips que permitan convertir la corriente alterna producida por celdas solares a corriente continua que alimenta a dispositivos eléctricos como motores.
- Purificación del agua: Gracias a las propiedades electroquímicas de los diamantes, permite una rápida oxidación de algunos compuestos y materiales, coadyuvando en los procesos de purificación de agua.
Dos pájaros de una pedrada: Adiós basura, hola diamantes para dispositivos electrónicos
Un equipo de científicos de la Universidad de Rice, fueron los que dieron con el proceso ideal para convertir basura en nano diamantes, y eso no es todo, pues este proceso es tan barato que se convierte en una opción bastante factible para ser usado a nivel industrial, con una velocidad de producción de 500 milisegundos por unidad.
Esto lo publicaron en el diario científico ACS Nano, donde mencionan que su objetivo es terminar con la crisis de semiconductores de banda ancha, que serán parte fundamental de las computadoras y otros sistemas de comunicación del futuro próximo.
Fue apenas este 2020 cuando dieron con la técnica llamado «Flash Joule Heating Process», que consiste en el uso de capacitores para calentar desechos con una poderosa corriente eléctrica, convirtiendo basura en grafeno.
Desde luego, debido a que todos los diamantes necesitan carbono, todos los desechos utilizados deben tener carbono en ellos, como plásticos, neumáticos viejos, entre otros.
Pero esta técnica también podrá aportar a múltiples industrias no tecnológicas que han comenzado a utilizar al grafeno como el material estrella de muchos productos como hormigón para edificios, baterías eléctricas de nueva generación, y muchas más gracias a su gran resistencia, conductividad eléctrica y térmica.