Todos estamos atentos de cómo los automóviles contaminan los cielos de las grandes ciudades, causando una espesa niebla de contaminación que nos recuerda que debemos de acelerar el proceso de adoptar automóviles eléctricos o híbrido al menos para detener los daños a nuestra atmósfera, que al final nos vendrá a perjudicar a todos.
Se dice que los vehículos representan el 13% de los contaminantes que nos afectan diariamente, y a esto se le debe agregar la contaminación industrial e incluso de las aerolíneas. Sin embargo, debido a que no es muy evidente, tendemos a pasar otro factor contaminante potencial: Los edificios.
No necesariamente se habla de enormes rascacielos y planteles corporaciones, incluso las edificaciones para viviendas representan dentro de una gran urbe, el 56% de la contaminación cotidiana.
Ciudades como Madrid o incluso la Ciudad de México, poseen un sistema que restringe la circulación de ciertos vehículos privados para mantener más o menos regulados los niveles de contaminación atmosférica, pero ¿quién podría controlar la forma en que contamina un condominio o edificio de oficinas?
Mientras que los vehículos evolucionan y tiene una vida útil de unos diez años, las fábricas cierran o se vuelven cada vez más sustentables y las aerolíneas están adoptando aviones con biocombustibles, los edificios pueden durar hasta cien años con el más mínimo de cambios.
Con las temperaturas elevándose cada año por el efecto invernadero, cada vez más personas necesitan de aire acondicionado, pero los edificios más viejos no están fabricados para mantenerse frescos, especialmente aquellos que datan de antes de los aires acondicionados.
Como consecuencia, los aires acondicionados se mantienen funcionando por más tiempo al menos para los más pudientes, mientras que los menos acaudalados mantienen sus múltiples ventiladores en permanente funcionamiento apenas llega la primavera.
También la tecnología de construcción que mantiene las temperaturas opimas dentro del edificio con muy recientes y la mayoría de las edificaciones no cuentan con ellas, y la misma historia se repite en invierno con aquellas edificaciones que se les hace imposible mantener el calor.
Muchas familias optan por climatizar sus hogares con gasóleos, gas natural o con aquellos calefactores eléctricos que también aportan a la contaminación de nuestras atmósferas.
Por otro lado, los nuevos edificios y casas diseñadas para reducir el consumo eléctrico y de otros combustibles que han adquirido el certificado Passivhaus, han demostrado un ahorro entre un 75 y 90% de consumo de energías.
Este hallazgo llevó a que muchas ciudades empezaran a contemplar derribar los edificios antiguos y alzar unos más modernos y más sustentables, atacando al problema ambiental desde un nuevo ángulo que parece prometer mucho.
Sin embargo, nuevas observaciones de expertos alertan que demoler edificios, de hecho, perjudica más al medio ambiente
La rápida urbanización que muchas pequeñas ciudades han estado sufriendo los últimos años, convirtiendo viejos edificios en oficinas y espacios libres para extenderse, también ha sido la causa de que las demoliciones sean una práctica cada vez más frecuente.
Quien reemplazaba un edificio viejo y maltrecho con uno ahorrador de energía, significaba todo un orgullo para los ayuntamientos, pero luego de observar cómo han progresado las ciudades, se dieron cuenta que las cosas no eran tan simples, y ahora han cambiado de opinión.
El Real Instituto de Arquitectos han alarmado la cantidad de contaminación de efecto invernadero que supone construir un edificio nuevo por más sustentable que sea. Por otro lado, un estudio del Reino Unido, Waugh Thistleton Arquitec, también apunta a que gran parte de la contaminación ambiental al edificar la constituyen los materiales con las que son construidos.
En pocas palabras, aunque un edificio esté diseñado con materiales para consumir menos energías contaminantes, esto no significa que los propios materiales sean sustentables de utilizar. Por eso también hacen hincapié en que los materiales utilizados en una construcción también cuenten con un regulador o credenciales medio ambientales.
Tampoco se ha pensado en el impacto medioambiental que suponen todos los escombros de los edificios derrumbados que muchas veces terminan en vertederos ilegales que terminan contaminando agua y tierra pese a que existen normas que exigen enviarlos a plantas de reciclaje.
Las demoliciones se han salido de control y ahora tratan de normalizarlo lo más rápido posible
Las empresas del sector privado que tratan de acatar las normativas al pie de la letra, han sido quienes han denunciado que los municipios no están haciendo su parte para manejar residuos tan importantes como los de una demolición o construcción.
Los plásticos no es lo único que debería encender las alertas de contaminación, ahora hay toneladas de ladrillo, cemento, muebles viejos, tuberías, cables, muebles de sanitario, y mucho más que han parado a vertederos clandestinos en los límites de las ciudades.
Como nadie puede ver que estos desperdicios no están siendo tratadas y recicladas como se debe, las autoridades se toman la calma para dejarlo pasar y no tomar la responsabilidad.
La Comisión Europea ha dado a conocer un protocolo de manipulación de materiales de construcción y desperdicios de demolición. Sin embargo; no se trata de una normativa o ley del gobierno real, por lo que no tiene carácter de obligatorio, y las empresas que no las cumplan no serán vigilados y mucho menos sancionados.
Retener residuos en lugares no habilitados para su almacenamiento puede llevar a catástrofes ambientales terribles como los frecuentes incendios en depósitos que no fueron regulados o donde las autoridades se mantuvieron al margen con sanciones y advertencias que poco les importó.
En España, ya existe un decreto que fue aprobado en 2008 que obliga a las constructoras de edificios e infraestructuras, el contemplar en sus proyectos la manipulación de los restos antes de iniciar y especificar cómo lo harán, en qué espacios, entre otros detalles que deberán revisarse al evaluarlo.
Pese a esto, las autoridades siguen dejando pasar malas prácticas ante sus ojos. De hecho, se ha lavado las manos de estas tareas al transferírselas a aquellas asociaciones autónomas y ayuntamientos locales el velar por que se cumpla lo estipulado en los proyecto. Pero esto no sucede porque estas mismas asociaciones y ayuntamientos, no tienen una orden directa y bien específica de cómo gestionar todo esto.
Lo mismo sucede en los más de 8 mil municipios de España que tienen el poder de algo que no saben controlar. La única localidad donde se cumple al pie de la letra es en País Vasco, cuyo ayuntamiento está legítimamente preocupado por el medio ambiente y ha tomado la iniciativa de manejar y reciclar todos estos residuos eficazmente.
Los expertos apuestan por las renovaciones en vez de las reconstrucciones
Una propuesta para librarnos de este ciclo de contaminación sin fin que mencionan los expertos en el tema en Architects Journal, es la de renovar los edificios para que vuelvan a ser altamente funcionales y además se obtengan los resultados que se esperan al construir un edificio nuevo.
No obstante, existe un obstáculo en relación a las reglas de impuestos que muchos gobiernos mantienen, haciendo económicamente poco viable el renovar. Por eso proponen una reducción deun 20% para que pueda ser más económico renovar los edificios.
Por el momento, esta sería la alternativa más realista en tiempos de frenar el calentamiento global minimizando el uso de energías y la generación de otros contaminantes. Ya habrá tiempo de demoler y alzar nuevas edificaciones que vendrían a sustituir los viejos en 2050, si es que hemos llegado al objetivo.
Architects Journal ya ha dado testimonio de sus proyectos de renovación obteniendo fantásticos resultados, logrando reducir hasta un 80% el uso de energías, muy a comparación de cuando se derrumban y se edifican, cuya huella de carbono es importante.
En Italia también están haciendo sus avances al respecto usando madera y hormigón en vez de acero y los materiales tradicionales que necesitan todo un proceso de fabricación altamente contaminante, siendo una excelente opción para construir estructuras para edificaciones que tuvieron que ser demolidas porque ya no podían ser reusadas.
Podría ser un momento brillante para las empresas que se dedican a la renovación y conservación de los edificios, una disciplina que pocos tienen en la mira, pero que con la tecnología y conocimientos actuales, han logrado mantener en pie edificios históricos que datan miles de años.
Si bien no es lo mismo un edificio que se utiliza para recorridos y no para habitarlos, ya se tiene un camino bastante recorrido, además de mucho por innovar para crear técnicas más efectivas que además mantengan estas edificaciones en condiciones adecuadas para seguir siendo habitables.