Es muy fácil culpar a la tecnología de sacar lo peor de la gente, y tendemos a culpar las horas del teléfono de que nuestro adolescente en casa sean rebeldes, o que las personas se hayan vuelto más agresivas gracias a las redes sociales, pero nada más lejos de la realidad.
Las personas somos capaces de reflejar nuestros sentimientos existentes a objetos, por ejemplo, cuando nos enojamos con nosotros mismos a través de un espejo, golpeamos las paredes cuando estamos furiosos o abrazamos cualquier oso de felpa si estamos entusiasmados.
Así que antes de quitarles su teléfono a tus hijos ante una mala conducta o eliminar tus redes sociales porque saca lo peor de ti, mejor trata de detectar la raíz de esta conducta, algo que tiende a estar en el mundo que nos rodea, y suelen ser frustraciones, ansiedad, depresión, miedos, traumas, y otros trastornos emocionales que son el combustible principal de estas conductas.
Incluso cuando se trata de una situación de la vida real, como estar presenciando un juego de fútbol y nuestro equipo va perdiendo o ganando, nosotros exteriorizamos lo que tenemos en nuestro interior, y un claro ejemplo de eso es que no todos reaccionan igual ante la misma situación.
Al perder, algunos lloran, otros se decepcionan, algunos se enfurecen tanto que empiezan una guerra campal con otros asistentes, algunos simplemente esperan más suerte para la próxima y se van a tomar una cerveza con los amigos, la situación no importa, sino la carga emocional que llevas dentro.
El mundo virtual no es la excepción, especialmente en las redes sociales o cualquier espacio donde se pueda poner un comentario como foros y otros sitios webs, podemos encontrar una rica variedad de formas de pensar dependiendo de cada usuario.
Sin embargo, la presencia de los troles o haters se hacen muy evidente al grado de que ya es imposible poder tener una conversación decente sin que alguien comente cosas agresivas y bastante hirientes, lejos de ser simplemente un punto de vista distinta a las demás.
La explicación más sencilla está en la boca de todos y es la de «son groseros porque están detrás de una pantalla, si fuese la vida real no serían así», y no parece haber fallas en la lógica, hasta que descubrieron que en realidad, la mayoría de los troles virtuales, también lo son cara a cara.
Estudios comprueban que los haters y troles tienen el mismo comportamiento dentro y fuera del internet
En la revista científica online de psicología, PsyArXiv, podemos encontrar un estudio realizado por la Universidad de Aarhus titulada «La psicología de la hostilidad política en línea: Una prueba integral y transnacional de la hipótesis del desajuste».
Aquí se define a los troles básicamente como una persona que hace comentarios mayormente irrelevantes, pero altamente provocativas con una alta carga de emociones negativas que terminan enfadando a otros usuarios.
También concluyen que estos troles, de hecho, no se hacen (en el internet), sino que «nacen», dando a entender que estos personajes simplemente hacen uso de los medios online como un megáfono para repartir toda la basura que llevan dentro, pero ¿por qué?
En este estudio se observaron a más de 8.000 usuarios de Estados Unidos y Dinamarca que fueron entrevistados y encuestados para determinar cómo han sido sus comportamientos y experiencias tanto en el mundo virtual, como real en un tema en especial, la política.
Hay pocos temas que causan revolución, guerras y torturas en las redes sociales como la política, y cuando se es realmente simpatizante de algunos de los partidos políticos en contienda, se puede ver prácticamente lo más profundo del alma de una persona cuando de una discusión se trata.
En el estudio no fue nada diferente, y a pesar de estudiar tan distintas nacionalidades, la constante fue la misma cuando se trataba de llamar la atención entre los diferentes bandos dando lugar a las hostilidades.
Es aquí cuando saltó a relucir la hipótesis del desajuste, una teoría que habla del conflicto o shock que significa travesar una situación o entorno diferente al que nos adaptamos naturalmente, pero no por ser natural o una capacidad innata significa que nuestra mente no se agite.
En este caso se habla sobre un conflicto psicológico cuando pasamos del entorno real con una interacción cara a cara (interpersonal), a un entorno digital donde la interacción es indirecta (impersonal).
Si el hipótesis de desajuste explicara la conducta de los troles, esto significaría que estos usuarios podrían ser más amables en la vida real y mostrar una conducta contraria cuando está detrás de la pantalla y bajo el anonimato, sin embargo, debido a la poca evidencia se decidió no tomar en cuenta este camino.
Alexander Bor, coautor de este estudio menciona que puede haber muchas razones por la cual podría haber una dificultad al momento de controlar nuestras emociones en internet, una de ellas es que no podemos ver el rostro de los otros usuarios al responderles, y para la mayoría, la escritura rápida puede pasar muchos filtros de sana comunicación, prestándose a malos entendidos.
Pero si fuese así, una mayor cantidad de usuarios podrían estar presentando esta conducta de la que vemos, es decir, no podemos decir que simplemente no ver un rostro y escribir rápido nos quita la empatía a todo el mundo, se necesita de una mejor explicación.
Los troles son un reflejo de las psicopatías que las personas guardan en su mente, desde trastornos agresivos, hasta sadismo
Son diferentes estudios que concluyen lo mismo, el comportamiento online simplemente es un reflejo de los problemas psicológicos que algunas personas cargan, por lo tanto, no se limita exclusivamente a un entorno anónimo o digital, también se podría notar si se interactuara con estas personas en el mundo real.
Entonces encontramos con usuarios que son personas ya predispuestas a reacciones agresivas y viles en su vida cotidiana y sin la necesidad de ponerse una máscara, es aquí donde se habla por primera vez de que la conducta troll o hater no está relacionada al formato (digital o real), sino como una conducta deliberada y consciente.
Por lo tanto, también nos damos cuenta que estas conductas no nacen de la ignorancia como otros suponen, pues son actos conscientes y premeditadamente perjudiciales, pero que utilizan las características propias del internet para liberar todo su veneno, así como utilizarían las características de su entorno laboral, familiar, social, entre otros para hacer lo mismo.
Otro estudio anterior también sugieren que estos troles tienen una tendencia a tener una empatía afectiva nula o poco desarrollada, es decir, esa parte de nuestra consciencia que nos hace sentir mal por otra persona, o como coloquialmente decimos, «ponerse en los zapatos del otro», por lo que son incapaces de internalizar la tristeza o molestia de los demás.
También se habla de psicopatía, es decir, un trastorno de la personalidad que no permite a las personas sentir afecto, empatía, remordimiento, por lo tanto, no tienen la capacidad de sentir nada cuando utilizan a otra persona, manipulan a otros o los seducen para su beneficio, funciones que todos poseemos pero podemos regular y frenar a comparación de los psicopáticos.
Las personas que sufren esta alteración tienden a ser narcisistas, bastante impulsivos y con tendencia a controlar a otras personas, aunque muchas veces son tan sutiles que las personas de su alrededor no pueden percibirlo.
El sadismo también es una posible explicación de este comportamiento, se trata de un trastorno mental que provoca un estado de bienestar y satisfacción cuando humillan o hieren a otras personas ya sea verbal, física, conductualmente, etc.
Y esto solo por tocar algunos de las posibles causas de este comportamiento trol, que debido a la complejidad de la mente humana, es prácticamente imposible señalar uno o un puñado cuando las razones pueden ser muchas y variadas.
Pero los usuarios que están ante un trol o hater sí que pueden hacer algo bastante puntual y ya tiene un nombre «Don’t feed the troll», que significa básicamente no alimenta la conducta trol, pero ¿cómo hacemos esto?
Las malas conductas son como el fuego, y cuando respondemos a esos comentarios o posteos, cuando queremos mostrarle que están mal e incluso simplemente ponemos un emoji de disgusto, es como lanzarle chorros de gasolina al fuego, simplemente se aviva y el trol obtiene lo que quiere.
Quitarle importancia y poder a los troles es la clave para apagar el fuego, simplemente ignorándolos por completo, dejando que sus palabras se vayan con el viento, si bien no haremos que se retiren o se rindan, es la mejor forma de aplacar a estos usuarios indeseados.